viernes, 22 de abril de 2016

23 de Abril, Sant Jordi

Rosas, libros y enamorados: nunca faltan en Barcelona el 23 de abril. El Día Internacional del Libro se convierte en Cataluña en una jornada festiva especialmente romántica. Es cuando los catalanes celebran su patrón, Sant Jordi, saliendo a la calle para cumplir con una curiosa tradición popular. Si quiere saber en qué consiste, cuál es su origen y cómo disfrutar de ella, le invitamos a seguir leyendo.
Durante la primavera se puede disfrutar de una de las celebraciones más originales de Cataluña, Sant Jordi. Se trata de una fiesta de marcado carácter popular, que aúna cultura y romanticismo. Ese día, el 23 de abril, la costumbre manda que las parejas se intercambien regalos. Las mujeres reciben la rosa roja (que simboliza la pasión) suele ir acompañada de la señera y una espiga de trigo (símbolo de la fertilidad). Es un obsequio entre las parejas, pero se efectúa también entre todos los seres queridos (familiares, amigos, colegas).
El Día de San Jorge (Diada de Sant Jordi en catalán) tiene un aspecto reivindicativo de la cultura catalana y muchos balcones lucen la bandera catalana. En toda Cataluña se venden rosas y libros, llegando a su máxima expresión en las Ramblas de Barcelona, donde a los puestos habituales se añaden otros para la ocasión. En las últimas décadas se promueve también mucho la venta de libros con firmas de los autores y un descuento en el precio de venta, ya que el 23 de abril es oficialmente, desde 1929, el día del libro por ser el día (de 1616) en que murieron Miguel de Cervantes y William Shakespeare (en rigor, ninguno de los dos murió este día: Cervantes murió el 22 y fue enterrado el 23; Shakespeare murió en la fecha indicada pero del calendario juliano, que corresponde al 3 de mayo del calendario gregoriano). Normalmente también se realizan actividades en las bibliotecas y conciertos en las calles, que se añaden a la agenda cultural de la Ciudad Condal.
A pesar de su amplia celebración a lo largo y ancho de todo el territorio catalán, se trata de un día laborable lo que sin embargo no resta participación a la fiesta.
Así, Barcelona se convierte durante esta jornada en una enorme librería-floristería al aire libre. Las calles se llenan de gente que pasea entre puestos de libros y rosas. Por toda la ciudad podrá encontrar tenderetes con las últimas novedades editoriales, ver a autores consagrados firmando ejemplares y, por supuesto, oler el aroma de las rosas.El origen de esta curiosa fiesta es una mezcla de tradiciones de distintas épocas. Coincide, por un lado, el hecho de que Sant Jordi sea desde el siglo XV el patrón de Cataluña; por otro, la famosa leyenda de San Jorge y el dragón; y, además, la antigua costumbre medieval de visitar la capilla de Sant Jordi del Palacio de la Generalitat, en donde se solía realizar una feria de rosas o “de los enamorados”. Por esta razón, Sant Jordi también es conocido como el patrón de los enamorados en Cataluña.Éste es un día que hay que aprovechar para visitar el Palacio de la Generalitat, porque celebra una jornada de puertas abiertas. En la galería noble de su interior, cómo no, tendrá la ocasión de adquirir rosas, ya que se instalan varios puestos de carácter benéfico. Asimismo, en esta fecha podrá disfrutar del concierto de música popular de su carrillón. El programa de actividades de la institución incluye, además, la misa oficial en la capilla de Sant Jordi y la bendición de rosas en el patio gótico del edificio.

La leyenda de Sant Jordi
En la Villa de Montblanc (la región cambia de acuerdo con cada versión) había un dragón que atacaba al reino. Muertos de miedo, los habitantes decidieron entregarle cada día dos corderos al dragón para satisfacer su hambre y que no atacase la villa. Pero cuando los animales empezaron a escasear, decidieron enviar a una persona —escogida por sorteo— y sólo un cordero. Aquella familia que sufría la pérdida de uno de sus miembros devorado por el dragón recibía, en compensación, todo tipo de riquezas.
A partir de aquí, hay dos versiones de la leyenda: por un lado, que el pueblo se cansó de que ningún miembro de la familia real fuera enviado y que, por tanto, debía ser la princesa quien fuera la siguiente en ser devorada. La otra versión, relata que cierto día fue la princesa la escogida por sorteo para acompañar al cordero. Sea como fuera, de camino hasta la cueva del dragón, la princesa se encontró al caballero Jordi, quién mató al dragón clavándole su espada y la salvó. De la sangre que brotó del cuerpo sin vida del monstruo nació una rosa roja que el caballero ofreció a la princesa.
El rey donó al caballero riquezas inimaginables, pero Jordi prefirió que se repartieran entre los habitantes del reino. Además, en una iglesia construida en su nombre, se cuenta que brotaba un agua milagrosa capaz de curar a los enfermos.

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