Medidas para que la subida de la luz no afecte a tu factura este verano
En verano nuestras rutinas cambian. Por ejemplo, disfrutamos de más horas solares, no estamos pendientes de la calefacción, apenas usamos el agua caliente, e incluso, en nuestro menú predominan los platos fríos que no necesitan pasar por la vitrocerámica. ¿Por qué entonces al recoger la factura de la luz en septiembre descubrimos que tenemos que pagar más que durante los meses oscuros y fríos.
Aunque pueda parecer incoherente este encarecimiento, lo cierto es que en años anteriores encontramos antecedentes que nos muestran que es una realidad, pues no solo subió el verano pasado, sino también en julio de 2014 cuando experimentó uno de los mayores aumentos de los últimos años con un ascenso del 17.8%.
¿Cuáles son los factores claves para que aumente el precio?
Desde 2014 con el cambio de normativa que se recoge en el Real Decreto 216/2014, de 28 de marzo, el precio deja de ser marcado por las subastas para fijar los precios y en su lugar el Ministerio de Industria presenta de manera continua unos costes que reflejan el gasto de transportar la energía desde su origen hasta nuestros hogares: semejantes a unos ‘peajes’. La otra parte que influye en el cálculo de nuestra factura de la luz se basa en los precios para producir esa energía.
Pues bien, si tenemos en cuenta que la energía que enciende la luz de casa o activa la lavadora es un compendio entre la que se produce en los embalses, campos eólicos, centrales térmicas de materias primas como el carbón y en menor medida, nucleares, es de entender que con respecto a las fuentes renovables, si la meteorología cambia, sus precios también.
Las energías cuya producción resulta más económica son la eólica y la hidráulica, y en los meses de calor, los embalses se cierran como medida de prevención ante la escasez de lluvias y el viento que mueve a los molinos es bastante más escaso que en el resto de estaciones. Pero no por ello vamos a dejar de tener luz en casa, por lo que ese déficit se cubre con otras energías más caras como la térmica. Por lo tanto, ahí tenemos nuestro primer inconveniente.
A esto se suma, que aunque las energías renovables son más económicas y disminuyen en su producción, los componentes que ajustan el precio del consumidor son fijos, como es el caso de las tasas y otros desembolsos como los destinados a cubrir el déficit eléctrico.
Por lo tanto, a pesar de que el precio de la electricidad lo fija el Gobierno, éste se basa en unsistema de oferta y demanda. Por lo que en el momento de fijar el ratio del precio se encuentra con una mínima producción en las áreas de energías limpias y un gran gasto debido principalmente al uso generalizado de los aires acondicionados. Esto concretamente es lo que sucedió hace un año, en donde muchos hubiesen deseado retroceder tres meses en el tiempo y pasar algo más de calor y ser más cautos con el gasto energético, en vez de pagar el importe que la factura reflejaba.
Aunque aún no podemos viajar en el tiempo, este verano sí que estamos avisados, viendo los resultados del recibo de junio. Así que tómatelo como una revancha por el coste de los últimos años e intenta poner remedio a todos los descuidos de los veranos anteriores. Aquí tienes una guía:
- Anti-Electricidad de 12.00 a 13.00 y de 22.00 a 23.00.- La franja horaria de medio día coincide con el mayor uso en las oficinas y lugares de trabajo, ya que muchos negocios hacen jornada intensiva. Por lo tanto, procura no encender el aire acondicionado y prepara la comida antes o después de esta hora.
- Por la noche, a partir de las 22.00 surge el segundo pico de demanda, así que desecha la idea de que la franja nocturna es más económica para lavar la ropa o los platos utilizados durante el día. Si aún así no quieres perder tus hábitos programa los electrodomésticos para que empiecen a las 12.00 de la madrugada o a primera hora de la mañana.
- No te equivoques de estación.- Aunque algunos días echemos de menos el invierno, ir con rebeca o jersey en casa si estamos en julio o agosto, no tiene mucho sentido y en este caso sí pagamos su precio. La franja de los 22º-26º es la normal, y si aún así no te convence, solo piensa en septiembre y en que por debajo de 22º y a cada rango que disminuyamos, el recibo subirá un 7%.
- Hacer alguna trampilla.- Si nuestro desquite con el recibo es realmente serio, puedes revisar los electrodomésticos de uso común, como por ejemplo el frigorífico o el congelador y ver si puedes subir unos cuantos grados para que así no consuman mucho. Además existen otros trucos caseros que te ayudarán a mantenerlos a la misma temperatura que si no hicieses nada.
- El As debajo de la manga.- Aunque hemos dejado este apartado para el último, posiblemente sea el más importante: convierte tu vivienda en un refugio pro eficiencia energética gracias al aislamiento térmico, las dobles ventanas, toldos, árboles que protejan del sol… tu casa es el mejor arma contra el calor, el frío, y por supuesto, el recibo de la luz.
¿Conoces otros trucos para no pagar más este verano? Ayúdanos a vencer este año a la tarifa eléctrica.
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